jueves, 3 de junio de 2010

Los baches de Castañeda

Varias de las principales avenidas de Lima están con superficies cada vez más irregulares. Algunas de las calles por la que suelo circular se están llenando de baches, como la Av. de la Marina en todo el tramo cerca de Plaza San Miguel, la Av. Arequipa y la Av. Arenales sobre todo por Lince, algunos tramos de la Javier Prado donde no es vía expresa, la Bolívar y la Colonial. En algunas de ellas se ha perdido parte de la capa asfáltica, en otras hay grietas, huecos profundos y hasta verdaderas zanjas. Pero lo veo y siento con demasiada frecuencia como para que sea solo una mala coincidencia. Hay que aceptar que es un problema general.

Los huecos en las pistas son un problema serio. En primer lugar, por los accidentes que causan: vemos a ómnibus, combis y carros haciendo quiebres que ponen en riesgo la seguridad de todos. Uno va manejando y de repente alguien se le cruza en frente, o frena bruscamente, ¿la razón? Evitar uno de esos forados que a veces solo se ven a último momento. Está también el tiempo que perdemos centenares de miles de ciudadanos, que segundo tras segundo termina sumando horas, días y meses de nuestras vidas. Súmenle a eso la tensión agravada de manejar en un tráfico endemoniado, tensión que los baches empeoran aún más. Finalmente, está el deterioro de nuestros vehículos: las llantas, los amortiguadores y demás partes del carro se malogran más rápidamente, ocasionándonos gastos evitables.

Permitir que las pistas se deterioren es un pésimo negocio. Dar mantenimiento preventivo, poniendo capas adicionales de asfalto y resanando las resquebrajaduras cuando apenas parecen, es mucho más barato que tener luego que reconstruir las pistas haciendo rehabilitaciones mayores o, en el extremo, reconstruyendo todo. Los expertos afirman que dar mantenimiento cuesta entre una quinta y una décima parte que reconstruir.

Lamentablemente, no se coloca primera piedra al mantenimiento de las pistas ni se les inaugura con notorias ceremonias. El mantenimiento no es fotogénico ni convoca reportajes televisivos. Posiblemente esta sea la razón por la cual alcaldes como Castañeda parecen creer que mantener las pistas es un mal negocio político.

Pero Castañeda, como la mayoría de alcaldes distritales, se equivoca. Los ciudadanos nos acabamos dando cuenta. Alguien afirmó que se puede engañar a algunos durante mucho tiempo o a muchos por algún tiempo, pero no se puede engañar a todo el mundo todo el tiempo. Lo mismo pasa con las pistas: cuando están llenas de baches, nos damos cuenta. Nuestros riñones nos avisan. Poco a poco, así como perdemos nuestro tiempo en cada una de esas esquinas enlentecidas por un hueco infame, se va acabando nuestra paciencia con el alcalde que prefiere la foto a nuestro bienestar. De esa manera, así como por falta de mantenimiento las pistas se van deteriorando hasta que de repente nos damos cuenta de que ya se han perdido del todo, si sigue así Castañeda irá perdiendo nuestro respaldo hasta que algún día se dará cuenta de que lo ha perdido por completo.

Las pistas de Lima se están deteriorando y la municipalidad de Lima no hace nada. Es tiempo ya de que el alcalde Castañeda haga algo al respecto. Si no, su popularidad de repente se va a dar de cara con un tremendo bache.Pedro Francke.-

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